La boca habla de la abundancia del corazón, esos son los frutos que brotan del interior. ¿Has escuchado lo que hablas a los demás desde tu corazón? ¿Son frutos amargos o dulces; frutos de guerra o paz; frutos de violencia o fraternidad? Deja a Cristo fertilizar las extrañas de tu alma y se nutra de su amor que todo transforma #EnLaHoraDelEncuentro